¡Qué pasa compañer@s! No os impacientéis. Por lo menos por Bizkaia, aunque el viento sur seguirá incordiando, esta semana que baja mucho la mar y deja de llover, ya se puede calar para quitar el chincho. Se dice que con las belladas arriman a comer así que habrá que ir a ver si es cierto... De mientras y como pasatiempo, os dejo estas salidas del fructífero agosto. Aproveché a recargar a principio de mes antes de ir fuera de vacaciones unos días sin la de carbono. Luego ya nada más volver, ataqué de nuevo para liberar el estrés de la falta de escama.
La del día 7 de agosto fue una salida en solitario. Busqué pesquero de bajamar ya que la pleamar a las 14:23 de 12 pies y 4 pulgadas. Me topé una mar a medias. Es decir, en los frentes no dejaba pescar a gusto, y las segundas líneas pecaban de falta de color.
Aún así lo intenté en la parte expuesta por ver si me dejaba y se arrimaban. Pobre bagaje, tres sargos y decidí tirar para la zona más protegida a ver si con el agua subiendo algún caño con poco calado se ponía aceptable.
Como muestran las imágenes, distaba bastante de lo teóricamente idóneo pero suficiente para rastrearlos.
En estas condiciones suelo empezar a pescar con 4 gr de plomillo en un 0,23 mm, por si las moscas. Concretamente ahora estoy usando Yuki Neox, y si veo que no comen o recelan, suelo poner un 0,205 mm. Generalmente si afino grosor de socala suelo hacerlo también con el plomo. Tras un poco de pelea aquí y allá éstos fueron los que guardé.
Ummm, mal número, pero la verdad es que sin queja por mi parte porque tras fracasar en el frente, no esperaba que estuviesen metidos en bello. Eran sobre las 10:30 am y aunque me quedaba un culo de macizo, me dispuse a preparar todo para marcharme...
Pero era pronto aún y había un caño con color que estaba cogiendo agua. Había probado en él ya tres veces y ni picada. Quedaba poco macizo pero en un txoko así funciona de forma muy efectiva. Así que seguí engodando con cuchara sopera, ¡jeje! Y de repente empezaron las picadas. Se metió el pescado nervioso, con picadas eléctricas, ávidos por comer. Pesqué a pulso de cuclillas, para asomarme lo menos posible.
Dos se desanzuelaron pero saqué 6 más, ya decía yo que el otro era mal número, éste mejor, ¡jeje! Eso sí, en cuanto se agotó el macizo los espáridos desaparecieron. De poco sirvió que anduviese lavando el caldero y echando el agua sucia del mismo. Para las 11:30 am ya tenía todo recogido y tras sacar la foto, carretera y manta. Se conoce que me precipité al ir a recoger la primera vez. Como al mandarle la primera foto a Edu con la pesca ya que luego tuve que volver a mandársela, ¡jeje!
Siguiendo con mi intenso programa antes de ausentarme un periodo, el día 8 volví esta vez acompañando a Ramontxu. Como bien narró en su momento hicimos UNA CERCA DE CASA. Tras tres jornadas de descanso, volví el martes día 12 de agosto con Miguel. Era mi último cartucho así que lo cogí con ganas. Fuerte pleamar para esa salida, a las 6:15 am de 15 pies. Teníamos buena marejada y nos decidimos por el roquedo de las imágenes.
Para nosotros era nuevo, no lo teníamos pescado. Probamos primero entre día y noche en la zona donde más aguantaba mientras teníamos calado. Con poca luz no sabíamos que profundidad había o cómo era el fondo. Enseguida se dejaron ver los espáridos. Mucho pequeño pero también de guardar.
Con el fuerte reflujo la marea bajaba muy rápido y pronto nos quedábamos sin agua. Así que nos fuimos moviendo poco a poco hacia la zona expuesta. La fuerte rompiente sacaba el macizo y enseguida se llenó de mubles en superficie al olor de la sardina. Estos comían cerca en las belladas y muy abiertos tras las series. Los sargos tenían un comportamiento similar y andaban dispersos. Comían activos, tan pronto picaban en el tronco de la peña como en alta mar.
Con 4 horas bajando el agua, alguno comía dejando salir el corcho pero ya era incómodo pescar y salían pequeñas. Así dimos por concluida la mañana de pesca para las 10:45 am. Buen broche a la jornada con el pelotón en formación. La foto cerca del coche, porque como siempre, a alguno le entran las prisas a la hora de marchar del pesquero y me dice que ya no los saca de la mochila, ¡jeje!
¡Buf! Demasiados días sin quitar el mono. El día 27 de agosto, ya de regreso, volví como loco a echar la caña con Edu y Miguel.
No era moco de pavo la marejada que teníamos para esa jornada. De nuevo pesca bajando, como le gusta a Guiller, con pleamar a las 6:15 de 13 p. 5 pul. En esta ocasión buscamos otro tipo de escenario de lastras con más calado acorde con las condiciones. Mirad los espumones que había y las series eran de andarse con ojo.
Tuvimos un buen rato de capturas nada más empezar a pescar, que coincidía poco después de la pleamar. Una vez que empezó a bajar con fuerza tuvimos que movernos para dar con ellos.
Esta imagen es de las capturas en el momento que se fue Edu sobre las 10:45. Ya se sabe que donde manda capitán no manda conejo, digo marinero, y la parienta y la prole le llamaban a filas, ¡jeje!
Nos despedimos. Miguel y yo fuimos a apurar el macizo a uno de los frentes calientes del roquedo. Hasta el momento no habíamos podido acceder ya que las olas seguían encaramándose. Fue ponernos a pescar y empezar la fiesta.
Las picadas se sucedieron frenéticas pero había mucha morralla. Las empezamos a echar en la poza de la imagen pero las siguientes fueron al agua por miedo a que se concentrasen demasiadas. Vaya bien que sacan los móviles los colores tú... Calculamos que con las que guardamos la pesca total de la jornada rondaría los 40 ejemplares reglamentarios. Así que contento con un buen regreso tras el periodo de inactividad pesquil.
Para cerrar el octavo mes, volví con Edu el día 30. También él estaba apurando el periodo estival antes de alejarse de la costa.
Día complicado. Nos costó buscar pesquero. Nos decidimos por esta playa de piedras. La verdad es que es un gusto poner fotos generales aunque se den muchas pistas... Teníamos la pleamar a las 7:49 am de 13 pies. Había marejada y fondo, ya se ven las espumas y el color del agua.
En este tipo de escenarios hay que tener cuidado con la presencia de algas ya que son propensos a ello. Nos topamos mucho pescado pequeño. Era caer y te desaparecía el cebo. En ocasiones no eras ni consciente de ello.
Como mucho creo recordar que sacamos 3 majas seguidas y el resto muy sueltas. Este día el riojano anduvo fino el pájaro.
Son pesqueros bonitos con alternativas tanto para pescar cerca, incluso a pulso, como bien abierto. Para mi gusto, por contra está la presencia habitual de morralla y la poca regularidad de pescado en ellos.
Aunque pocas sacamos unas cuantas majas y algunas estaban tripudas. No era mala y seguíamos sin fallar. Era momento de plegar bártulos y dirigirse al chigre a mover el bigote para reponer líquidos y sólidos, ¡jeje!
Y éste es todo mi sermón del mes de agosto. Bastante chapa he dado ya así que no me alargo más... Y algunos diréis, ¡a buenas horas! ¡Jajajaja! Para el próximo capítulo, el mes de septiembre y cómo "la armemos" antes de volvernos al tajo ¡Saludos sufridores y buena pesca!